Terapia

Como psicólogo con más de quince años de experiencia, me he podido acercar a la psicoterapia desde diferentes perspectivas y contextos. En todos ellos he comprobado que se genera un vínculo personal y particular entre el terapeuta y sus pacientes, en la que el aspecto fundamental es entender que, ante todo, se está estableciendo una relación con una “persona con un problema” y, por lo tanto, el foco de atención debe estar siempre en la persona, y no en el problema.

La terapia, practicada desde este punto de vista, intenta acercarse a los pacientes desde dos vías diferentes e interconectadas. En primer lugar es necesario conocer las circunstancias vitales del paciente; esto es, entender como se ha llegado a generar el problema actual, conociendo la historia de cada persona y las condiciones que han influido en el estado actual, ya que comprender un problema es el primer paso para solucionarlo. En segundo lugar se deben plantear los cambios que han de ocurrir en el presente y que ha de realizar la propia persona para superar las dificultades que generan su malestar, para lo cual se hace necesaria la participación activa del paciente.

Nuestras emociones, pensamientos y conductas, son los que nos definen como individuos. Tres sistemas interconectados y diferenciados que requieren un equilibrio, propio y entre ellos. En base a esto, los seres humanos podemos ser enormemente complejos, así como los problemas que nos aquejan. Intentar aplicar la misma solución y las mismas técnicas a todas las personas que acuden a terapia es un error. En mi forma de entender la intervención psicológica el primer paso es entender a quien se pretende ayudar, y qué estrategia puede ser la más adecuada para ella y su caso. Después, aplico herramientas y estrategias de diferentes perspectivas teóricas avaladas y reconocidas por sociedades internacionales de psicología, a través de las cuales poder trabajar los esquemas emocionales y cognitivos, así como su expresión en el cuerpo, y provocar los cambios necesarios desde la persona.

La terapia psicológica entendida como una relación interpersonal centrada y focalizada en uno de los participantes de esta relación, el paciente, con el único objetivo de ayudar a la persona a superar sus dificultades, el malestar que éstas provocan, y a servir de apoyo para conseguir cambios significativos y un crecimiento personal que le lleve a desarrollar sus potencialidades y una mejor relación con su entorno y consigo mismo.